José Luis Castillo García-Negrete
Responsable de voz: Luis Miguel Sánchez Tostado.
Autor: Luis Miguel Sánchez Tostado,José María Baena y Eusebio Rodríguez Padilla
Datos personales y vicisitudes
José Luis Castillo García-Negrete nació en Jaén en noviembre 1914. Era el sexto hijo de la popular familia jiennense Castillo-García Negrete. Como su hermano Fernando, realizó estudios de agronomía pero la guerra civil truncó su trayectoria, alistándose voluntario para defender a la República Española de la agresión golpista.
Formación académica
Estudios de Perito Agrícola.
Activismo político
Tras varios destinos durante la guerra, sería destacado en el frente de Teruel a principios de 1938 ostentando el grado de capitán del ejército republicano. Al año siguiente, tras la caída de Barcelona, se vio obligado a exiliarse en Francia. Tenía 25 años de edad. En el país galo permaneció varios meses en un campo de concentración de la playa de la bahía de Perpignan consiguiendo viajar a Londres en septiembre de 1939. En la capital londinense la familia Castillo poseía contactos con el partido comunista. Su hermano Fernando, que había marchado a México unos meses antes, dejó en Londres algunos contactos por si José Luis, que se encontraba en Francia, lograba alcanzar la capital inglesa.
José Luis llegó al Reino Unido en pleno expansionismo nazi a poco de comenzar la segunda guerra mundial.
«José Luis me contaba que, cuando llegó a Londres, acudió al punto de encuentro acordado, la estación de Picadilly Circus, allí le aguardaba el enlace que debía contactar con él a quien, para darse a conocer, portaría en la mano un ejemplar del The Daily Worker. Para su sorpresa comprobó que se trataba de hombre fornido de raza negra. Era el famoso cantante norteamericano Paul Robeson y algunos contactos del partido comunista quienes se presentaron y le informaron sobre la familia que le daría refugio.»
Se dirigieron a Wimbledon, al suroeste de Londres y, tras un breve periodo en alojado en un casa de una familia apellidada Gold, se hospedó en casa del matrimonio Ronald y Mabel Cook que le dispensaron una magnífica acogida y con los que mantuvo una inquebrantable amistad durante toda su vida. Mister Cook y José Luis fraguaron una intensa amistad aderezada con un gran sentido del humor. Los Cook eran una pareja bohemia y excéntrica de intelectuales con los que el jiennense compartió sus gustos por la literatura, la música, el arte y las relaciones sociales. Ronald y Mabel lo adoptaron como un miembro más de la familia, hasta el punto de que José Luis fue el padrino de Sally, la hija mayor de los Cook. Uncle Joseph, le llamó siempre la niña.
«Mi padre pasaba mucho tiempo con José Luis, le enseñó a hablar inglés y compartían muchas aficiones como la fotografía, la lectura, la historia y los coches. Eran personas muy cultas.»
El jiennense, digno sucesor de una familia liberal de intelectuales, continuó en el exilio interesado por el mundo de la cultura, la formación y la defensa de los derechos y libertades.
Ante la amenaza fascista procedente de Alemania y durante la segunda guerra mundial José Luis Castillo se alistó voluntario en Wimbledon en la ARP (Air Raid Precaucautions) como conductor de ambulancias.
Mientras residía con los Cook José Luis fue en la Universidad de Cambridge, donde continuó sus estudios de perito agrícola. Concluyó una maestría en Fitzwilliam College, uno de los muchos colegios en la universidad. Esfuerzo añadido resultaron los 150 kilómetros que debía recorrer desde Wimbledon a Cambridge para sacar adelante sus estudios. Trayecto que en ocasiones lo hacía en bicicleta.
Durante su etapa de estudiante en Cambridge se aficionó al remo siendo un fiel seguidor de las famosas regatas que cada primavera se celebran en el río Támesis entre las universidades de Oxford y Cambridge. Tras su graduación quedó, durante un tiempo, como profesor en la universidad de esta última universidad.
«Su ilusión era regresar a España tras la muerte de Franco para enseñar a los agricultores a mejorar sus técnicas y rendimientos. Pero Franco tardó en morir y José Luis terminó dedicándose a la enseñanza del español, a la traducción, la escritura y el periodismo radiado.»
En la BBC fue locutor de radio emitiendo boletines y crónicas antifascistas que eran oídas en España. Fue profesor de español en una base aérea estadounidentese en la Universidad de Maryland, en las bases del sur de Inglaterra y East Anglia. En 1964 publicó la obra Universal Spanish Grammar (Gramática Universal de Español) una útil guía de estudio para sus alumnos de español. También trabajó esporádicamente como traductor para las Naciones Unidas en Bruselas.
José Luis contrajo matrimonio en Londres en 1945 con la española Teresa Magal Galve. Teresa y su hermana Pepita se exiliaron en Francia procedentes de Valencia y posteriormente fueron evacuadas a Bruselas. Con la invasión nazi, consiguieron escapar a Inglaterra en la peligrosa operación Dynamo (evacuación de Dunkerque). Las dos jóvenes, en un pequeño bote lleno de evacuados, consiguieron alejarse de la costa en una comprometida evacuación bajo el intenso fuego de artillería alemana. Eran hijas del conocido profesor Juan Magal Benzo en cuyo honor lleva el nombre una calle en la ciudad de Paterna.
José Luis dejó la casa de los Cook para instalarse con Teresa en una diminuta habitación en el Trinity Tribunal de Justicia, Gray’s Inn Road, en el centro de Londres. Con el tiempo Teresa trabajó para la BBC y fue secretaria del famoso periodista y escritor Luis Portillo, también exiliado español. Más tarde trabajó de secretaria del Consulado de Paraguay en Londres donde prestó sus servicios durante más de cuarenta y cinco años alcanzando el cargo de Primer Secretario. Completó su formación universitaria estudiando inglés. El Estado paraguayo le concedió un premio por su labor meritoria.
José Luis y Teresa tuvieron tres hijos: José Luis (nacido en 1947, residente en Londres, casado con Bethan Barbary, con la que tuvo tres hijas,), Carlos Kristian (1951, residente en Vancouver, Canada, casado con Norma Brown, con la que tuvo dos hijos) y Pablo Antonio (1954, residentes cerca de Brighton, Inglaterra, casado con Phia Leonard, dos hijos y una hija). «Yo nací en plena posguerra y nuestros comienzos fueron muy duros. Mi primera cuna fue una cajón de una cómoda» –nos comentaba José Luis (hijo). A poco del nacimiento del hijo mayor se mudaron a un apartamento más grande a orillas del río Támesis, en Barnes, cerca de Hammersmith.
El matrimonio Castillo-Magal era sociable y a menudo organizaban fiestas y encuentros, sobre todo el día de las regatas entre Cambridge y Oxford.
«Estas competiciones se emitían para la Televisión Española y mi padre colgaba una gran pancarta blanca en el balcón con la esperanza de que fuese vista por algún familiar de España, como así fue. Recuerdo que a estas fiestas se invitaba a diversos artistas, como el guitarrista Paco Peña, que desde muy joven se instaló en Londres, o a grupos populares como Los Paraguayos. Huelga decir que mi padre siempre apoyaba al equipo de Cambridge».
José Luis anduvo siempre embargado por la nostálgica esperanza de regresar a España y establecerse definitivamente en su país, y pensaba hacerlo tan pronto que fuese seguro para él hacerlo. Pero la longevidad del dictador y las circunstancias familiares lo hacían cada vez más difícil. Cuando Franco murió en 1975, su vida y la de su familia estaban perfectamente integradas en Inglaterra. Él era profesor y su esposa trabajaba en el consulado paraguayo y ambos, a esas alturas, ya tenían nietos. No obstante a partir de 1959 viajaron con frecuencia a la costa valenciana de vacaciones.
«Recuerdo el nerviosismo de mi padre aquel 1959 al cruzar la frontera de Francia con nuestro viejo Morris. Después volvimos muchas veces hasta el punto que mi padre insistió en comprar un apartamento en Cullera y que aún disfrutamos actualmente.»
En Inglaterra experimentó cambios nunca vistos por él en España:
«Cuando me casé mi padre mostró cierta curiosidad sobre mi disposición a compartir con mi mujer las tareas domésticas. Cuando vio que yo también planchaba la ropa me dijo: no digáis estas cosas a la familia de España, porque según él en España había un límite a la aceptación de las igualdades en el matrimonio. Allí los hombres tenían unas labores y las mujeres otras».
José Luis, su hijo mayor nos ofrece algunos detalles de su padre haciendo hincapié en su calidad humana, en su versatilidad y conocimientos.
«Era cariñoso con los niños y nos animaba siempre a conseguir nuestros objetivos alcanzando la mayor formación posible. Le gustaba fumar, beber whisky, jugar al ajedrez, leer, los campamentos y viajar. Coleccionaba sellos y tenía un pequeño laboratorio fotográfico en el cuarto de baño. Pasó años escribiendo un Diccionario Español-Inglés, con muchas características revolucionarias, pero por desgracia nunca se publicó. También inventó una curiosa máquina de enseñanza, que nunca fue desarrollada».
En 1992 le diagnosticaron un tumor cerebral del que fue operado aunque se jubiló. Entre tanto Teresa continuaba su trabajo en el consulado. Lamentablemente al año siguiente el tumor se reprodujo. Esta segunda intervención y la posterior radioterapia le dejó en un pésimo estado de salud. Finalmente falleció después de un rápido deterioro el 21 de abril de 1994 a la edad de ochenta años. Su cuerpo fue incinerado. Su esposa llevó sus cenizas a Jaén, depositándolas en la cripta de la familia. Tras quedar viuda Teresa continuó seis años más trabajando en el consulado paraguayo hasta que, con 76 años de edad, se marchó a su apartamento de Valencia junto a su hermana Pepita y su prima Carmen donde reside en la actualidad.
La familia Castillo: saga de científicos e intelectuales
Aunque nos hemos centrado en las figuras de Carlos, Fernando y José Luis Castillo García-Negrete por su condición de exiliados, conviene detenernos someramente cómo terminó cada miembro de esta familia.
La familia Castillo García-Negrete estaba señalada por los sectores conservadores como una de las más influyentes entre los liberales de Jaén. Dolores García-Negrete Ruiz Zarco, la madre, era natural de Alcalá la Real, estaba casada con Federico Castillo Extremera, médico de profesión, natural de Castillo de Locubín, uno de los personajes más populares de su tiempo, sobre todo en la capital de la provincia donde se establecieron y fueron muy conocidos. Federico Castillo Extremera fue muy respetado no sólo en el ámbito sanitario, también por su compromiso social y cultural; además de médico y político era dramaturgo y propietario del Teatro El Norte. Responsable provincial de Izquierda Republicana, fue diputado a Cortes por dicha formación política y a su muerte, ocurrida en Madrid el 31 de noviembre de 1936, debido a un cáncer de garganta, ostentaba la presidencia de la Diputación Provincial de Jaén.
El matrimonio Castillo-García Negrete formó una prolífica familia. Dolores llegó a parir nada menos que veintitrés veces, habiendo conseguido reunir vivos a catorce de sus hijos. Al final de la guerra vivían once. Dolores, como tantas mujeres de su tiempo, educó a sus hijos en un ambiente cristiano, todos ellos estudiaron en colegios católicos: Santo Tomás, San Agustín, La Gota de Leche y Las Teresianas en Jaén, y San Bartolomé y Santiago en Granada. Lo insólito de la familia Castillo era cómo, aun siendo una familia acomodada de médicos y estudiantes universitarios con suficientes recursos económicos, mostraron una fidelidad incuestionable a la causa republicana y la defensa de los sectores sociales más desfavorecidos.
A su vuelta a Jaén, tras el fallecimiento de su esposo, Dolores desarrolló una intensa actividad política, sin duda influida por sus hijos. Se afilió al partido comunista del que Federico (hijo) era miembro fundador en la capital, volcándose por entero en la defensa de la legitimidad republicana. El trío formado por Dolores y sus hijos Federico y Manuel se convirtió en el puntal más influyente del partido comunista en la provincia de Jaén. Federico, el hijo mayor, fue el más popular de todos los hermanos. También era médico y militaba en el partido comunista antes de la guerra. En las movilizaciones de octubre de 1934 fue detenido y deportado lejos de Jaén. Comprometido con el sistema republicano se prodigó en mítines por toda la provincia, sobre todo a partir de las elecciones de 1936. Durante la guerra fue nombrado comandante-médico y posteriormente Magistrado del Tribunal de Alta Traición, Espionaje y Derrotismo. Concluida la guerra sería encarcelado y tras pagar su condena continuó ejerciendo su conciencia social conociéndosele en Jaén como “el médico de los pobres”, porque visitaba a los enfermos más necesitados con su destartalada moto sin cobrar un solo céntimo por sus servicios.
Al concluir la guerra se produjo una represión implacable contra los miembros de esta familia republicana. Cuatro de los hermanos esquivaron la persecución huyendo al exilio. Carlos y Fernando se exiliaron en México, como ya hemos visto; el joven José Luis, de 25 años, por entonces estudiante agrónomo, se exilió en Londres; y Francisco, de 17 años, logró internarse en Francia. Todos ellos habían adelantado unas semanas su marcha y eso les salvó. En cambio, los hermanos que apuraron en Jaén hasta el último día de guerra tuvieron peor suerte. El 28 de marzo de 1939 los hermanos Federico, Manuel y Salvador intentaron llegar al puerto de Alicante para embarcarse rumbo al exilio, pero era demasiado tarde por las circunstancias que hemos expuesto al principio de este trabajo. A Federico (médico) y Salvador (estudiante) los detuvieron en Valencia y fueron recluidos en el campo de concentración de Porta-Coeli en octubre de 1939. Posteriormente fueron conducidos a Jaén en marzo de 1940. Ambos serían condenados a treinta años de reclusión. Por su parte Manuel (médico) fue detenido y encarcelado en el Campo de Concentración de Rota (Cádiz), conducido a la capital jiennense en diciembre de 1939 y condenado a doce años y un día de prisión. Tampoco se salvó Pablo (arquitecto) que fue hecho prisionero por la columna italiana y recluido en varios campos de concentración. Fue procesado y encarcelado hasta 1945. Sólo las dos hijas menores, Carmen y Mª Victoria, de 16 y 13 años, se salvaron de la represión inmediata.
La peor parada fue la madre, Dolores García-Negrete Ruiz Zarco, quien, el último día de guerra, decidió no formar parte de la expedición que salió de Jaén con destino al puerto de Alicante, y quedó en la capital al cuidado de sus dos hijas menores. Tal vez pensó que los vencedores de la guerra respetarían su reputación intachable, o su labor en la retaguardia basada en labores humanitarias de auxilio e intendencia, o simplemente su condición de mujer, pero no fue así. Inmediatamente sería detenida y encarcelada y, a los cuatro meses de su detención, fue condenada a muerte en una farsa de juicio sumarísimo. Dolores García-Negrete fue fusilada en las tapias del cementerio de San Eufrasio de Jaén el 1 de marzo de 1940.
Publicaciones personales
Publicó la obra Universal Spanish Grammar (Gramática Universal de Español) una útil guía de estudio para sus alumnos de español.
Publicaciones sobre el autor
Sánchez Tostado, L.M. (2006) La Guerra Civil en Jaén (historia de un horror inolvidable), Jaén, pags. 484-493.
Iconografía
Familia de Federico Castillo Extremera y Dolores García-Negrete Ruiz-Zarco con doce de sus hijos. Sentado en el suelo, en el centro, José Luis Castillo García-Negrete a la edad de seis años (Foto: J.L. Castillo)
José Luis Castillo García-Negrete (a la derecha con niño en brazos) posando junto a su familia en Inglaterra.
Fueron doce hijos: Federico, Carlos, Fernando, Pablo, Manolo, Salvador, Joaquín, Jose Luis, Lolita, Meles, Carmen y María Victoria, la menor.
Gentileza de Jose Luis Castillo Magal, nieto de Dolores y Federico Castillo Extremera.
Dolores García-Negrete Ruiz Zarco.
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Puestos y cargos desempeñados
Causas de la represión y/o exilio
Fuentes de archivo
*¿Por qué los apartados puestos y cargos desempeñados, causas de la represión y/o exilio y fuentes de archivo están incompletos?
Los investigadores de las diferentes universidades andaluzas y expertos en memoria histórica que han trabajado en la elaboración de este proyecto se han encontrado en su búsqueda de científicos represaliados, exiliados o fallecidos en la guerra civil con un enemigo en apariencia invencible: el olvido.
En ese sentido, la labor de averiguación científica que emprendieron a veces resultó frustrada. La destrucción de archivos, de obras personales y de cualquier rastro documental de muchas de las personas mencionadas en Generaciones de Plata fue por desgracia habitual. Unas veces la desintegración fue causada por la catástrofe de la contienda y muchas otras por un intento deliberado de aniquilación no sólo física sino también intelectual. Ésta es la razón principal de que esta reseña está incompleta.
Si dispones de información para completar estos apartados, te invitamos a colaborar con nosotros https://generacionesdeplata.fundaciondescubre.es/colabora/