
María Borrás Philips
Responsable de voz: Eusebio Rodríguez Padilla
Autor: Eusebio Rodríguez Padilla
Datos personales y vicisitudes
De 42 años en 1940, hija de Manuel y Mariana, viuda de Francisco Touriño Fernández[1], sin hijos, odontólogo, natural de Ronda (Málaga) y vecina de Almería en la calle Reyes Católicos número 20. Afiliada al PSOE.
La sublevación militar de 1936 le sorprendió en Madrid, cuando tenía fijado domicilio en Marqués de Cubas, 23, como consecuencia de haberse desplazado desde Almería con la señora de otro médico, el doctor Rubí, llamada Esther Barrios, de vacaciones para descansar de las tareas de la clínica donde ejercía su profesión de odontólogo. Unos días antes de producirse el levantamiento militar regresaba a Almería su acompañante, alargando su estancia en Madrid para prolongar su descanso, produciéndose entre tanto el golpe militar del general Franco y los generales que le apoyaron. En los primeros días de guerra en Madrid trabajó día y noche en un hospital, que había en la calle Barquillo, donde prestaba auxilio médico a los heridos. Ante lo desconcertante de la situación demoró su vuelta a la capital almeriense hasta el mes de febrero o marzo de 1937. Ya en Almería, continuó ejerciendo su profesión hasta el 19 de mayo de 1937, fecha ésta en la que marchó a Felix (Almería) por motivos de salud, hospedándose en casa del sacristán, sin tener otras ocupaciones que las concernientes a su profesión. Iba a permanecer en el citado pueblo hasta el mes de septiembre de aquel mismo año, en que regresó a Almería, reintegrándose a sus labores de la clínica hasta diciembre de 1938, que nuevamente emprendió viaje, en esta ocasión a Jaén, a casa de sus amigos, don Juan Bautista Pérez y su esposa, Dolores Martínez Román[2] (Calle Doctor Cirera, 24) con la idea de pasar las Navidades con ella y, de paso, utilizar la influencia de su marido en esa capital, para lograr la libertad de Juan Bautista, que, por aquel entonces, se encontraba detenido, lo que consiguió a final de año 1938, volviendo nuevamente a Almería, lugar en el que iba a residir hasta la finalización de la guerra.
Con el fin de la contienda se produce la detención de su marido y su fulminante fusilamiento, por cuyo motivo el 29 de marzo de 1939 marcha a Madrid sin salvoconducto, que no se le requirió en ninguno de los controles establecidos por las fuerzas del ejército franquista. En la capital de España consigue ser avalada por don Rafael Garralda (calle Barquillo, 15) y un primo suyo, capitán del ejército franquista, con cuya documentación se desplaza a Pontevedra, a casa de su cuñado, José Touriño, en Puente Caldelas (Pontevedra), en cuya localidad iba a celebrar los funerales de su marido, fusilado en Jaén, para lo que había contado con la presencia de su cuñado y sus familiares. En esta localidad iba a permanecer hasta el 14 de agosto de 1939, fecha en la que se establecería en La Guardia, donde instaló un servicio de odontología en el gabinete arrendado por don Juan Portela (practicante). Permanecería en La Guardia (Pontevedra) hasta su detención el 23 de noviembre de 1939, y posterior traslado a la prisión provincial de Almería.
Formación académica
Estudios de odontología
Causas de la represión y/o exilio
Acusación y procesamiento
El proceso contra María Borrás, el 10.073/40, se inicia el 16 de enero de 1940 por el alférez y juez militar Juan José Jiménez Fernández, como consecuencia de la presentación en la Comisaría de Falange de unos escritos firmados por María Borras de Touriño.
Derivado de ese escrito se produce el informe de Falange de Almería de fecha 20 de enero de 1940 en el que se dice:
«Actuación antes del Movimiento
Tomó parte activa en la propaganda marxista, habiendo intervenido en numerosos actos públicos en los que siempre atacaba muy duramente a los elementos de derechas.
Actuación durante el Movimiento
Desde el primer momento fue la marxista más peligrosa. Pedía constantemente la cabeza de los falangistas que aún no habían sido detenidos; persiguió, de una manera cruel, a las personas de orden a quienes denunció en número considerable e influyó para que fuesen asesinadas. Habló mal de nuestro invicto Caudillo y demás jefes que iniciaron el Glorioso Movimiento. El día 21 de julio de 1936 se encontraba en Almería y desde su domicilio hizo frente a las fuerzas nacionales. Durante el Movimiento, visitaba constantemente los frentes de combate rojos, alentando grandemente a los soldados, a quienes obsequiaba. Así mismo, no se cansó de dar charlas por radio y mítines públicos, tanto en Almería como fuera de ella, e igualmente tirando manifiestos suscritos por ella misma, como lo prueba el que los primeros días de la liberación presentó el camarada José López Valero, hoy jefe de Información e Investigación de esta Delegación, acompañada de una denuncia, en Comisaría, en el cual pedía la cabeza del brigada de la Guardia Civil, Cleofás Céspedes. También hizo otra tirada en la cual pedía el encarcelamiento de Manuel Salvador, que fue secretario de la congregación de San Luis de Gonzaga. La informada, María Borrás es peor elemento que su marido, jefe del SIM de Jaén y fusilado en los primeros días de la liberación»[3].
Este escrito está lleno de imprecisiones y falsedades, ya que los hechos que se le atribuyen haber realizado en los primeros días de la sublevación en Almería, no se ajustan a la realidad, puesto que no fue hasta el mes de febrero o marzo de 1937 cuando regresó de Madrid a su domicilio de Almería, pero eso no era obstáculo para ejercer la acción represora contra todo aquel que hubiese tenido alguna relación con los dirigentes republicanos.
A partir de este momento se va a producir una feroz persecución contra María Borrás por el simple hecho de haber sido la esposa de Francisco Touriño, destacado líder republicano en la provincia de Jaén y jefe del SIM.
El 27 de enero de 1940 se reciben los informes de las autoridades locales de los lugares donde había residido a la finalización de la guerra, entre los que podemos citar los documentos suscritos por la Guardia Civil de Puente Caldelas (Pontevedra): «A la liberación de la zona roja, llegó a esta la referida individua, donde permaneció sólo unos días en casa de José Touriño, cuñado de la misma, trasladándose seguidamente a La Guardia, donde se estableció para ejercer su profesión de odontólogo. Durante los días de residencia en ésta observó buen comportamiento» [4].
Informe de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Almería de la misma fecha: «Según informes adquiridos por personal afecto a esta Comisaría, la mencionada individua, en unión de su marido, profesaba las ideas socialistas desde mucho tiempo antes del Glorioso Movimiento Nacional, siendo gran propagandista de las mismas y viéndosele en su consultorio de odontología una fotografía de gran tamaño de Pablo Iglesias, del que eran entusiastas y fervientes partidarios. Durante el periodo rojo tuvieron, ambos esposos, una actuación destacadísima en pro de la causa roja, de la que siempre pensaron triunfaría, hablando con el consiguiente menosprecio y descrédito de la España Nacional. No se sabe positivamente si tuvo cargo de responsabilidad en las organizaciones marxistas, aunque no sería de extrañar, dado el culto que le rendían a las doctrinas socialistas»[5].
Informe de la Jefatura de Falange de Puente Caldelas (Pontevedra) de 28 de enero de 1940: «María Borras Filis llegó a esta villa de Puente Caldelas en los últimos días de julio de 1939, en donde permaneció unos días en casa de su pariente, José Touriño, marchando más tarde a la villa de La Guardia de esta provincia de Pontevedra, en donde estuvo regentando una clínica de odontología. Durante su corta estancia con sus familiares observó buena conducta y, según referencias, tuvo en la iglesia parroquial los funerales por su marido, no constando más detalles sobre su ideología y actividades sociales, pues en ésta era desconocida» [6].
Como consecuencia de su estancia en la villa de La Guardia se recibe escrito de la Guardia Civil de esta localidad de fecha 28 de enero de 1940 donde se dice: «Llegó a esta villa el 14 de agosto de 1939 procedente de Puente Caldelas de esta provincia y fue detenida por agentes del Cuerpo de Investigación y Vigilancia de la capital el 23 de noviembre de 1939. En el transcurso del tiempo mencionado no cuenta con actividades político-sociales ni apenas relaciones personales. Entre el mes de septiembre a octubre fue al pueblo de la naturaleza de su marido, Puente Caldelas, al parecer con el propósito de permanecer un solo día, pero invirtió quince por enfermedad, según dijo. Recibió un visita de don Rafael Garra Álvarez, que tiene depósito dentario en Madrid, siendo el mismo que recomendó a la citada doña María, al practicante de La Guardia don Juan Portela, desconociéndose los antecedentes de la encartada en este Puesto» [7].
Informe del alcalde Felix de 29 de enero de 1940: «Esta señora sólo ha residido en este pueblo una breve temporada por motivos de salud y, aunque hizo propaganda marxista, no se sabe tomase parte en asesinatos, robos, saqueos, ni denunció a ninguna persona de orden de este pueblo» [8].
El 31 del mismo mes y año se recibía amplio escrito de la Dirección General de Seguridad de Jaén, Comisaría de Investigación y Vigilancia en el que se informaba al juzgado militar de Almería: «De las averiguaciones practicadas por el personal de esta comisaría en relación con María Borrás Filis, resulta ser de intachable conducta moral, pública y privada con anterioridad y durante el Glorioso Movimiento Nacional. Vino a esta capital llamada por carta de la señora de don Juan Bautista Pérez, con domicilio en esta capital, calle Doctor Cirera, 24, para que consiguiera, por mediación de su marido, Francisco Touriño Fernández, hombre de mucha influencia en la dominación marxista, saliera de la cárcel el referido don Juan Bautista Pérez, en los últimos meses de 1938.
A pesar de que su citado marido, como ya se dice, era un verdadero marxista y tenía muchas amistades entre los elementos y autoridades rojas, por los informes suministrados por la familia antes citada, se sabe es una mujer católica y completamente adicta al Glorioso Movimiento, ya que en el tiempo que estuvo parando con dichos señores, además de conseguir lo que se le pidió, hizo muchos más favores a todos los familiares y con una radio que trajo su marido, oían a diario las emisiones de Radio Nacional, así como rezaban el rosario en la casa, oían misas, asegurando que era una esclava de su marido, a quien le tenía verdadero pánico»[9].
En el mismo Jaén se reclamó información a la organización de Falange, la que la envió en un extenso documento fechado el 1 de febrero de 1940, donde se hacía responsable de las publicaciones de carácter político a su marido, ya fusilado. El hacer responsable de los hechos imputados a una persona, a otra, que ya había sido ajusticiada, era una estrategia seguida para poder evadir la represión desplegada por los franquistas contra toda aquella persona que hubiese estado identificada con los ideales republicanos: «Practicadas las gestiones referentes a María Borrás Filis resulta: Que, durante el tiempo que vivió en la calle Doctor Cirera 24 de esta capital, observó siempre una conducta intachable, tanto pública como privada, creyéndole persona de derechas, como toda su familia. En todo momento hacía manifestaciones de adhesión a la causa nacional, oyendo constantemente las emisoras nacionales, haciendo todo esto a espaldas de su marido, que era una mala persona del partido socialista e izquierdista, que ya ha sido fusilado, con el que constantemente estaba discutiendo por sus distintas ideas. Se cree que la inculpada es víctima de su marido, pues por referencias se sabe que éste dictaba, pues no sabía apenas escribir, artículos y sueltos que publicaba como originales de su esposa, cosa que a ella indignaba, dando lugar a interminables polémicas con él, que a toda costa, quería ella figurara en la política de izquierdas, insultándola duramente y llamándola fascista constantemente. Por referencias, también se sabe, que al principio de la guerra hizo una denuncia de varios odontólogos en Madrid con el nombre de su esposa, suponiéndose que lo hiciera otras veces, condoliéndose ella muchas veces de estos hechos de su marido, que ante sus compañeros de profesión la desprestigiaba y la ponía en mal lugar. Recuerdan que una vez fue invitado el marido a la comida en el hogar del combatiente en esta capital, obligando a su esposa a asistir a ella, a pesar de los inconvenientes que ésta opuso. En este acto intentó obligarla a hablar y, como ella se negó, al volver a la casa, iniciaron una violenta disputa que duró muchos días. La inculpada sabía que, en la casa antes citada, había oculto un hermano de la dueña y nunca hizo nada contra él ni, mucho menos, dijo nada a su marido. Algunas veces utilizó la influencia de éste para favorecer a personas de derechas en asuntos de movilización, consiguiendo la exclusión del servicio y declaración de servicios auxiliares de ellos. Esto lo confirman otros varios, entre ellos el guardia municipal de esta capital Miguel Garrido, que dice que, por no ir al frente se dio un tiro en la mano, por lo que quisieron fusilarlo en Almería, impidiéndolo la inculpada con la que se había franqueado cuando fue recomendado a ella por los anteriores declarantes, consiguiendo también, por su influencia, que lo declararan inútil total. Añade que muchas veces la vio rezar, mereciéndole el concepto de ser una buena persona y partidaria del Movimiento Nacional y, a su juicio y al de los anteriores, es una víctima de su marido, que era un canalla»[10].
En la fecha señalada para el anterior documento también se firma el correspondiente a Falange de La Guardia (Pontevedra) en el que consta: «Durante el corto espacio de tiempo que residió en esta población no se le conocen actividades de ninguna clase que le perjudiquen. Se desconoce que haya hecho manifestaciones o actuado en contra del Glorioso Movimiento Nacional durante su permanencia en este pueblo»[11].
A las autoridades de la capital almeriense también se solicitan noticias y se reciben de la Guardia Civil el 6 de febrero de 1940: «Según informes, en periodo rojo se manifestó muy izquierdista, hizo mucha propaganda, excitó las masas rojas por medio de sus propagandas, de la que siempre fue muy extremista, haciendo una labor muy constante a favor de los marxistas y en especial, para que se hiciera todo lo posible para proceder a la detención del que era brigada de la Guardia Civil don Cleofás Céspedes Serrano. Observó mala conducta. No se tiene conocimiento de que pueda haber cometido hechos delictivos en Almería» [12].
Los primeros testigos de cargo comparecen para deponer el 13 de febrero de 1940. El primero en hacerlo fue Manuel Salvador Guardia[13]: “Que al iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional, la encartada María Borrás Filis se encontraba en Madrid, uniéndose a los marxistas y ofreciéndose para prestar ayuda, como efectivamente hizo, marchando a los frentes de la sierra para curar a los heridos. Que a su regreso a esta capital, en unión de su esposo, organizaron una campaña de persecución contra elementos desafectos a los marxistas y como quiera que la prensa local hacía poco eco de aquella literatura, hubieron de marcharse a Valencia, de donde vinieron con sendos manifiestos impresos, repartiendo uno suscrito por el esposo de la encartada, llamado Francisco Touriño Fernández, y al día siguiente, otro suscrito por María Borrás, que es el que obra unido a las presentes diligencias. Que las manifestaciones que contienen la primera parte del manifiesto, alusivo a la sed de venganza de los marxistas moribundos, es cierto que ella los presenció, expresándolo en su manifiesto consecuente al mismo deseo de venganza que sentía.
Que el declarante, con anterioridad a la publicación del manifiesto, que obra en autos, había sido detenido dos veces. La primera durante unos diez días y la segunda próximo a cinco meses, siendo puesto en libertad, como se encontraba el 25 de julio de 1937. Con esta campaña que iniciara el manifiesto de referencia y valiéndose de que su esposo estaba al servicio del SIM, por órdenes de este organismo, fue detenido el dicente el 11 de mayo de 1938.
Que la encartada, a poco de su regreso de Madrid, organizó a las sirvientas para que exigieran sus salarios, bajo el lema del Frente Popular.
Que el declarante era el secretario de Los Luises al tiempo del Glorioso Alzamiento, siendo aludido en el manifiesto titulado ‘Mujeres Antifascistas’. Que al declarante el concepto que le merece la encartada es de ser peor, en el sentido de ser más sanguinaria y con más destilación de veneno, venganza y odio, que su esposo, para todo lo que significara orden, siendo atea, anticlerical e izquierdista de pura cepa desde mucho tiempo antes del Glorioso Alzamiento Nacional”[14].
Hay suficientes antecedentes documentales y manifestaciones de autoridades locales, que desmienten lo declarado por este testigo, en cuyo documento se respira por todas partes un aire de venganza irracional contra María Borrás, por creerla culpable de su detención, hecho que se produjo casi un año después de publicarse la hoja alusiva a la situación de la retaguardia almeriense.
El otro testigo de cargo fue Tomás Hernández Rochera[15], al que también se hacía referencia en el manifiesto firmado por María Borrás: “Que en unión del marido de la encartada, María Borrás Filis, le emprendieron una persecución por medio de denuncias contra el declarante que motivaron hasta dos detenciones, siendo puesto en libertad; y por el mes de julio de 1937, por medio de unas manifestaciones que publicaron Francisco Touriño y su esposa María Borrás, aludiendo en el primero de ellos, concretamente al declarante, y en el segundo, sin decir su nombre, se refería a los sargentos sublevados a favor del Glorioso Alzamiento Nacional, como lo había sido el declarante. A consecuencia de ellos y de haber publicado ese manifiesto en el periódico socialista de Madrid, el declarante sufrió mucha persecución, por la que tuvo que permanecer oculto hasta que en el mes de enero de 1938 le localizaron y fue detenido hasta la liberación.
Que María Borrás ha sido una activa propagandista, que si bien no sabe que haya actuado en mítines, sin embargo, por su ejemplo y en sus conversaciones se revelaba el marxismo de que estaba poseída. Que era la inteligencia de la casa, dirigiendo la maldad de su marido” [16].
Como consecuencia de haber estado durante los primeros días de la sublevación militar residiendo en la calle Marqués de Cubas número 23, de Madrid, se solicita información a la Guardia Civil de la capital, la que se recibe el 22 de febrero de 1940 en los siguientes términos: “Con anterioridad a Nuestro Glorioso Movimiento Nacional, su ideal izquierdista, de profesión odontólogo, ejerciendo en su propio domicilio, no conociéndosele actividades políticas.
Iniciada nuestra Santa Cruzada, mantuvo su ideal y, aunque sin poder concretarlo, se le supone afiliada a algún partido del Frente Popular, pues el esposo de la misma pertenecía al Partido Comunista e intervino en infinidad de denuncias contra personas de derechas. La informada era educada y correcta de trato y a pesar de su ideal, no se tiene conocimiento haya intervenido en hechos delictivos, debiendo significar a su autoridad, que las personas que han facilitado esta información son los siguientes: don José Miguel Sánchez y don Juan Ramírez Rentería, con domicilio, ambos, en Marqués de Cubas, 23” [17].
El 8 de octubre de 1940 iba a comparecer como testigo de cargo Cleofás Céspedes Serrano[18]: «Que con motivo del manifiesto publicado por la encartada, María Borrás, en junio de 1937, arreciaron las persecuciones contra el declarante, llegándole a valer la condena a muerte por el Tribunal de Alta Traición y Espionaje de Baza. Que uno de los ejemplares del citado manifiesto obra en poder del oficial jurídico Tomás Zárate, prestando servicios en Almería»[19].
Un nuevo documento aportado por la Guardia Civil de Madrid con fecha 23 de diciembre de 1940 contradice el anterior en muchas de sus afirmaciones y donde consta: «Antes del Glorioso Movimiento Nacional se ignora ideal político y sindicación, vino a residir a esta capital en el mes de enero de 1936, procedente de Almería y se estableció con una clínica dental en la calle Marqués de Cubas, 23. Desde esta fecha hasta el Alzamiento Nacional hizo varios viajes a Almería y permaneció en esta capital muy poco tiempo, por lo que ni en sus actos ni en sus manifestaciones llegó a manifestar su ideal. Durante el Glorioso Movimiento Nacional se ignora ideal, partido y sindicación, Su actuación fue muy pasiva no demostrando ninguna tendencia, ni aún en los momentos en que se refugiaba en los refugios de la finca, en unión de los demás vecinos, cuando venía la aviación nacional no se le escuchó hablar en ningún sentido. El poco tiempo que permaneció en esta capital, pues después se marchó a Almería, fue a prestar sus servicios como odontólogo en un hospital que establecieron en la calle Barquillo, donde se ignora su actuación por haber desaparecido en la actualidad. No se tienen noticias de que la informada tomara parte en hechos delictivos y se ignoran más antecedentes de ella. El marido de la informada fue persona de ideas avanzadas y de malos sentimientos, y se tienen noticias de que por su actuación contra el Movimiento Nacional fue condenado por el tribunal competente a la última pena y que fue cumplida la sentencia»[20].
Su amiga, Dolores Martínez Román, iba a comparecer ante el juzgado militar de Almería el 11 de diciembre de 1940. Su testimonio está en consonancia con lo preciso y tópico para la época, si eras buen cristiano no podías ser izquierdista, por cuyo motivo y utilizando esta forma de pensar de los conservadores trata de ayudar a la que en momentos difíciles les había favorecido a ella y a su marido: «Que conoce a María Borrás Filis por haber convivido con la que declara durante el último año de guerra. Que con respecto a la conducta política de la misma dice que siempre fue buena, pues sentía enormemente que su esposo fuera de ideológica marxista y ateo, llegando incluso a llorar por este motivo. Que durante el tiempo que vivió con la exponente y su familia se comportó de la mejor forma, sabiendo que la familia de la declarante eran todas personas de orden y enemigos del régimen rojo, e incluso, sabía que en la casa de la declarante había varios ocultos, que huían de los atropellos rojos, sin que nunca denunciara a los mismos ni los delatara, sino antes, por el contrario, era cómplice en que permanecieran escondidos, ayudando cuanto estaba de su parte para evitar que los pudieran descubrir. Que practicaba, en unión de la familia de la declarante, el ejercicio devoto del Santo Rosario y otros rezos que se efectuaban en su casa, siempre con el cuidado de que su esposo no se enterara de esto. Que un día, su esposo firmó con el nombre de la citada María Borrás unas hojas de propaganda roja, sin que la misma tuviera noticias de ellas, hasta que se lo dijo su marido, disgustándose una enormidad por ese motivo. Y que resumiendo era una señora completamente enemiga de Régimen Rojo, padeciendo mucho, ya que su esposo la martirizaba muchísimo por ser un elemento muy destacado en aquellos ideas»[21].
Otra vecina de la misma finca de Doctor Cirera, 24, Carmen Vázquez del Ángel [22] acompañaba a la anterior para aportar su grano de arena a favor de María Borrás: «Que conoce a la citada doña María Borrás Filis por haber estado viviendo, un año antes de terminarse la guerra, en casa de la señora doña Dolores Martínez Román, en la que la declarante se halla sirviendo. Que en cuanto la conducta de la señora Borrás sabe que fue siempre intachable y que era completamente de ideas contrarias al régimen rojo, llegando a sufrir mucho con su esposo, que era un elemento muy destacado rojo. En casa de la señora Martínez Román, siempre hizo muchos favores, evitando que le hicieran registros y otros atropellos los rojos y haciendo gestiones a cerca de su marido para que a los hijos de la citada señora les dieran para Servicios Auxiliares al ser llamados por los marxistas. Que, en unión de toda la familia, practicó siempre el Santo Rosario y otros rezos y ejercicios piadosos, siempre ocultándose de que pudiera sorprenderle su esposo, a quien temía muchísimo, y que a pesar de saber que había varios escondidos en casa de la señora a quien sirve, nunca descubrió nada, sino antes, por el contrario, era cómplice y ponía todos los medios a su alcance para evitar que pudieran cogerle. Cierto día, su esposo, que se encontraba en Almería, hizo unas hojas de propaganda marxista para las Mujeres Antifascistas, poniéndolas a nombre de la señora Borrás, sin que ésta tuviera noticias de ello hasta que se lo refirió él mismo, disgustándose una enormidad la señora y llegando a llorar, por haber sido puesta al frente de una propaganda, que le era funesta, sin habérselo dicho ni pedido su consentimiento» [23].
En días posteriores del mismo mes y año, concretamente el día 21, concurrieron en el juzgado militar de Almería otros testigos de descargo que no perdieron la oportunidad para devolver los favores prestados durante la guerra por María Borrás. El primero de que tenemos constancia es Manuel Enrique Liébana [24] «Que dicha individua la conoció en la capital de Almería, en ocasión de ir a ver a un enfermo que los rojos tenían movilizado, parando en el domicilio de la referida señora, observando en ella una conducta intachable con el modo de proceder con él, sabiendo que era de derechas y que en los cuatro días que permaneció en su casa no le tuvo conversación alguna referente a los marxistas y sí tuvo conocimiento de su marido, aún cuando no llegó a conocerle, era un individuo avanzadísimo en las ideas marxistas. Posteriormente, dicha señora se vino a residir a la capital de Jaén, desde donde un cierto día vino a hacerle una visita familiar, donde permaneció unos tres o cuatro horas, observando en ella la misma conducta» [25].
En la misma fecha declaraba Antonio Negrillo Serrano [26]: «Durante el dominio rojo, un hijo suyo fue movilizado y destinado a la capital de Almería a prestar sus servicios y que un señor de Jaén, enterado de ello, le dio una carta para la citada María Borrás Filis, recomendándolo, la cual fue atendida hasta el extremo de que dicho soldado frecuentaba su domicilio como familiar. Que durante la permanencia de su hijo en dicha capital de Almería tuvo la desgracia de caer enfermo y hospitalizarse, donde el declarante se personó a verlo, hospedándose en el domicilio de dicha señora, donde observó lo atendido que su hijo estaba por ella, sabiendo que era de derechas. Que durante su permanencia en el citado domicilio nunca demostró ser de ideas izquierdistas y sí, al contrario, demostraba ser de derechas y de orden. Después de la enfermedad que padeció su hijo y por recomendación de la susodicha María, consiguió un mes de convalecencia, pasándolo en su casa muy bien atendido y posteriormente logró le dieran inútil total. Después se vino a Jaén a pasar una temporada, desde donde le hizo en esta localidad dos visitas en plan de amistades, donde permaneció tres o cuatro horas en cada una de ellas y nunca observó en ella ideas marxistas de ninguna clase, por lo que la considera de una conducta intachable, tanto moral como político-social. En cambio, su marido, según noticias, porque no llegó a conocerlo, era de ideas avanzadas al marxismo, ignorando el cargo que tuviera desempeñando» [27].
A continuación deponía el testigo Miguel Garrido Liébana [28]: «Que conoció a la citada María Borrás Filis en Almería, en el hospital donde se encontraba prestando servicios la mencionada en su profesión de odontólogo. Siempre le pareció al declarante como persona completamente de orden y que basándose en un médico del referido hospital, llamado Cristóbal, consiguió un permiso para el que declara, porque estaba recomendado de otro señor llamado Julio Martínez Román, que se encontraba escondido a causa de su persecución por los rojos. Que después tuvo tiempo de conocerle más a fondo en esta capital, reuniéndose el que declara y la señora Borrás en casa de Dolores Martínez, para escuchar la radio Nacional y hacer comentarios en contra del Gobierno Rojo, mostrándose siempre doña María Borrás como enemiga del régimen marxista en todas las conversaciones» [29].
Como las aportaciones de todos los testigos eran favorables a la detenida María Borrás, se paralizan éstas y se recurre a pedir informes a las autoridades surgidas de la sublevación, las que no tendrían inconveniente en imputarle hechos reconvertidos en delictivos por la dictadura, aunque nada tuviera de ello cuando ocurrieron los hechos de los que se le acusaban. El 3 de febrero de 1941 se recibía el escrito de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Almería, donde se decía: «Vistos los archivos de esta Comisaría, aparecen de la misma los antecedentes siguientes: La mencionada individua, en unión de su marido, profesaba las ideas socialistas desde mucho tiempo antes del Glorioso Movimiento Nacional, siendo gran propagandista de las mismas y viéndosele en su consultorio de odontología una fotografía de gran tamaño de Pablo Iglesias, del que eran entusiastas y fervientes partidarios. Durante el periodo rojo, tuvieron ambos esposos una actuación destacadísima en pro de la causa roja, de la que siempre pensaron triunfaría, hablando con el consiguiente menosprecio y descrédito de la España Nacional. No se sabe positivamente si tuvo cargo de responsabilidad en las organizaciones marxistas, aunque no sería de extrañar, dado el culto que rendía a las doctrinas socialistas»[30] .
El 6 de febrero de 1941 se reciben dos nuevos documentos correspondientes a la Guardia Civil y ayuntamiento de Almería. El citado en primer lugar se informaba: «…durante la dominación marxista se manifestó muy izquierdista y gran entusiasta de la causa roja, haciendo intensa propaganda a favor de la misma, excitando a las masas. No conociéndosele otro hecho delictivo, pudiendo aportar datos sobre su actuación don José Muñoz, director de la Escuela de Comercio, su hija política y don Vicente Requena, domiciliado en la carbonería de la calle Méndez Núñez» [31]. José Muñoz no era director de la Escuela de Comercio, sino de la Escuela Normal de Almería.
El correspondiente al Ayuntamiento de Almería le imputaba: “A esta individua le sorprendió el Movimiento en esta capital. A los pocos meses se marchó a Madrid, donde prestó sus servicios como odontólogo en una clínica militar. En la prensa publicó unos artículos que aparecieron firmados por ella para la voz pública. Ésta era elemento de ideas extremistas, pero según manifiestan don José María Cutillas, odontólogo, con domicilio en la calle de Aguilar Campoo número uno y don Nicolás González Morales, que vive en la calle del Espejo número doce, ésta lo hacía obligada por su marido, siendo ella buena persona y de buenos sentimientos”[32].
El citado en este último informe, Nicolás González Morales [33] , fue llamado a presencia del juez militar quien le interrogaba el 10 de febrero de 1941: «Que la conoce desde antes del Movimiento, ya que estuvo trabajando con ella desde cinco años antes del Movimiento hasta la movilización del remplazo a que pertenece durante la guerra. Antes del Movimiento no le conoció actividades políticas de ninguna clase, únicamente dedicada a su profesión. Durante el Movimiento la actividad política desplegada por esta mujer fue debida a la violenta coacción que su marido ejercía sobre ella y no a que ella fuera de los mismos ideales que él, pues en diversas ocasiones se mostraba contraria a los procedimientos marxistas. Durante la época roja, en ocasión de que la encartada se encontraba en Felix reponiéndose de un padecimiento que tenía y que el marido hizo un viaje a Madrid, de donde se trajo unos manifiestos impresos y con la firma de la señora, María Borrás Filis, como si ella fuera la autora de aquel manifiesto. Siendo así, que el dicente sabe que la encartada no tenía la menor idea de aquel escrito. Que éste fue obra del marido y nada más, siendo la encartada una víctima de esta clase de manejos del marido.
Que esto le consta por las conversaciones de ella y disputas ocurridas entre la encartada y el marido, las cuales fueron oídas por el declarante por estar trabajando en la casa» [34].
El 5 de marzo de 1941 se dicta Auto de Procesamiento contra la encartada María Borras Philips y el 21 del mismo mes se le toma declaración indagatoria en la que manifiesta la procesada: «Que no ha tenido, ni antes ni durante el Movimiento, filiación política alguna ni se ha permitido nunca manifestaciones en sentido izquierdista, no tomando parte directa en actos de propaganda, pues únicamente se pudiera interpretar en este sentido el manifiesto que aparece al folio tres, y si existe algún artículo publicado en la prensa firmado por ella, si bien, es más cierto, que el manifiesto de referencia lo lanzó a la publicación su marido sin conocerlo la declarante, dándose como caso curioso que en la fecha del citado manifiesto se encontraba en el pueblo de Felix de esta provincia, enterándose en dicho pueblo de que el manifiesto se había lanzado a la publicación por haberlo dicho don Ángel Vizcaíno, cuyo domicilio es en la calle Mineros, 5.
Que en la acusación, que en el manifiesto se hace contra don Cleofás Céspedes Serrano obedece a la enemistad personal entre el marido de la declarante y Francisco Vizcaíno Vita, dirigente del Partido Socialista, y a quien suponía su marido escondido en el domicilio de este último. Que en cierta ocasión, al iniciarse el Alzamiento, vinieron a ella varias muchachas, sin que conozca a ninguna de ellas, para que se encargara de organizar una sindical de sirvientas, pero que se excusó por el intenso trabajo de su profesión y por repugnarle su intervención en política, teniendo entendido la dicente que la misión que se le proponía, le fue encomendada a otra señora de otro odontólogo, cuyo nombre no recuerda ni dato alguno, y que por la semejanza de las profesiones se le achaca esto a la declarante.
Que no ha escrito ningún artículo en la prensa, salvo que su marido, utilizando su firma, los haya publicado. Que insiste en que no es cierto sea la autora del manifiesto disolvente por el que se le pregunta»[35].
A la finalización del interrogatorio propone como testigos de la defensa a don Diego López Martínez[36], vecino en la Avenida del Generalísimo, 77-2º izquierda; don José Cutillas Gil[37], dentista en calle Aguilar Campoo;, y a don Ángel Vizcaíno González [38] , procurador, vecino de la calle Mineros, 5 de Almería.
El 25 de marzo de 1941 iban a comparecer en el juzgado militar de Almería algunos de los testigos propuestos más Ana Amat González[39]: «Que la conoce con anterioridad al Movimiento, no sabiendo tuviera actividad política alguna, constándole a la declarante es de ideas religiosas. Tiene conocimiento de que durante la dominación marxista, por ser su marido un destacado elemento del Partido Socialista, publicó artículos en la prensa de esta ciudad con la firma de la encartada, pero sin que ésta tuviera el menor conocimiento de tales artículos, como sabe la declarante que sucedió con el manifiesto que aparece al folio tres, por haber sido testigo de que en el pueblo de Felix, donde encontraba por aquel tiempo la procesada, se presentó su marido con el manifiesto de referencia, siendo los comentarios de la encartada, los de que tenía que resignarse, pero no tenía participación alguna en la confección del citado manifiesto» [40].
Ángel Vizcaíno González dijo: «Que con motivo de tenerse que hacer una operación protésica en la boca conoció a la encartada y a su esposo, Francisco Touriño Fernández. Que posteriormente los ha tratado bastante, teniendo a este último como un exaltado y dirigente marxista y su señora una víctima de él, a la que manejaba a su antojo para sus fines políticos y siempre con amenazas. Que por conversaciones sostenidas con ella, la cree persona religiosa y puede asegurar que los manifiestos y propaganda marxista que aparecen con la firma de dicha señora, eran sólo manipulaciones del marido, sin que ella tuviera la menor noticia de ello»[41].
Diego López Martínez declaraba: «Únicamente puede manifestar que en el año 37 asistió a su clínica para sufrir la extracción de dos muelas y que estando sentado, se presentó el marido de la encartada, diciéndole a ésta que le tenía que enseñar un escrito y, al terminar de ponerle al declarante la inyección, pasó con su marido a una habitación inmediata, oyendo el declarante que discutían, dándose perfecta cuenta de lo que decían. Que se trataba de un manifiesto que iba a lanzar a la publicidad, hecho, sin duda, por el marido de la encartada con la firma de ésta, a lo que ella protestó enérgicamente, diciendo que no era quien para utilizar su firma. Que no conoce más de la encartada, pues una vez terminada la extracción de la muela, no volvió a tener contacto con ella»[42]. Esta declaración, aunque bien intencionada, entra en contradicción con lo manifestado por los testigos anteriores e incluso con el testimonio de la propia imputada, que dijeron que la encartada, se encontraba en Felix (Almería) cuando recibió la noticia de la publicación del manifiesto.
El último de los testigos propuestos, José Cutillas Gil, deponía el 26 de marzo de 1941: «Que más que políticamente, la conoce de asunto profesional, ya que el dicente ha ido a la clínica que tenía la encartada a practicar por ser estudiante de odontología antes del Movimiento. Que la encartada era una víctima de su marido, ya que éste con ser un furibundo izquierdista, mezclaba a su señora en asuntos políticos sin ella ser conocedora de nada, llegando, según tiene entendido, a escribir artículos a la prensa que aparecen con la firma de la procesada» [43].
El testigo José Vicente Requena[44], como consecuencia de haber sido referenciado en uno de los escritos de la Guardia Civil de Almería, declaraba el 28 de marzo de 1941: «Que la conoce desde antes del Movimiento, no conociéndole actividad política alguna. Que cree a la encartada como una víctima de su marido, que era un furibundo socialista, y si en algo se hubiera significado la encartada, lo cree, sería bajo la influencia de su marido que la arrastrara a ello, ya que en conversaciones que sostuvo con el declarante, pudo deducir que se trata de una mujer de buenos sentimientos, inclinados a las ideas derechistas, ya que repudiaba cuantos hechos cometían los rojos, censurándolos»[45].
En la misma fecha que el anterior comparecía José Muñoz García[46]: «Que por referencias sabe que esta mujer era arrastrada por su marido, furibundo izquierdista, pero que ignora nada cometido directamente por ella, limitándose dicha influencia del marido a ejercer una propaganda escrita a favor de la causa roja»[47] .
En esta situación el tiempo transcurría en prisión sin que llegase a juzgarse a María Borras, pero tampoco se realizaban diligencias que justificasen la demora. Durante siete meses no se realiza acto sumarial alguno. En este periodo se movilizan todos los que en otro tiempo se habían visto favorecidos por su labor humanitaria. Así podemos ver el aval confeccionado por Ramón González Pérez [48] de fecha 1 de julio de 1941: «Que durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1937, en que el manifestante se encontraba en este pueblo con motivo de cierta enfermedad, recibió frecuentes visitas de doña María Borrás, de profesión dentista y viuda de Touriño. Que dicha señora, hoy encarcelada, se encontraba aquí hospedada en la casa de Domingo Pérez González, casado y de esta naturaleza y vecindad. Que durante la permanencia de dicha señora en esta villa, apareció en Almería una hoja tirada por su difunto esposo y firmada por ella, cosa que a la Borrás le extrañó sobremanera y le costó bastante disgusto. Que no se ha mezclado en ese intervalo de tiempo en esta localidad en política de ninguna ideología, observando durante el mismo, una excelente conducta y relacionándose con personas de prestigio en el actual régimen. Entre ellos con los familiares del firmante, casi todos ellos perseguidos y muchos encarcelados por las autoridades marxistas, a los cuales dispensó toda clase de consideraciones»[49] .
Fechado el 2 de julio del mismo año consta el aval correspondiente a Domingo Pérez González[50]: «Que doña María Borrás, viuda de Touriño, de profesión dentista vivió en esta localidad, hospedándose en mi casa desde los meses de mayo a últimos de septiembre del año 1937, en cuya época tiró su marido una hoja a la luz pública firmada con el nombre de la encartada, la referida doña María Borrás, y de cuya hoja ella no tuvo la menor noticia, hasta que ciertas personas de Almería, que estaban aquí huyendo de los rojos, en uno de sus viajes a dicha capital, al regresar de ella a este pueblo, se lo manifestó a la Borrás la salida de dicha hoja. Me consta que cuando su marido tiró la mencionada hoja a la luz pública y la firmó con el nombre y apellido de su esposa, que estaba con nosotros, no tuvo la menor noticia, como digo anteriormente, hasta que se lo manifestaron ciertas personas de Almería. En dicha ocasión me manifestó, la referida María Borrás, el disgusto tan grande que le ocasionó la publicación de la antedicha hoja, por haberse tomado su marido tal libertad de acción, para la firma sin haber consultado con ella lo más mínimo. Que de haberlo sabido, jamás lo hubiera consentido. Tal incidente fue la causa de que estuviese varios días mal humorada y sin querer comer. Durante el tiempo que permaneció en esta villa no vi en ella actividades políticas de ningún género, tratándose con personas afectas al actual régimen nacionalista, para los que guardaba todo género de consideraciones y observando una conducta intachable de moralidad y buenas costumbres» [51].
El de Dolores García Hernández [52] está fechado el 8 de julio de 1941: «Que en la época de la manifestación marxista y en los días en que mi marido fue condenado y llevado a un campo de trabajo por haber sido declarado desafecto por los rojos, y del que salió después de haber sido liberada esta zona, por estas fechas y teniendo enferma la boca, visitaba la clínica de doña María Borrás, que era la encargada de arreglarme los dientes, a la que expuse la situación dolorosa en que me encontraba por la condena de mi marido y la falta de recursos y medios para las atenciones de mi casa, y la señora Borrás, me hizo objeto de atenciones, dándome alimentos y medios, que nunca quiso cobrarme. Con tal motivo, en diferentes ocasiones, pude oír de esta señora Borrás, lamentaciones y censuras al comportamiento de su esposo y especialmente sobre el hecho de haberse publicado algunos artículos con la firma de doña María Borrás, cuando aquellos escritos ella no los conocía ni los había autorizado»[53].
Del 11 de julio del mismo año encontramos el correspondiente a Joaquín García Gómez[54]: “Que durante el tiempo de la dominación marxista, en diferentes ocasiones, me vi precisado a asistir a la clínica dental que doña María Borrás tenía establecida en esta capital como cliente antiguo que era de la misma. Al referirle la escasez de alimentos que padecíamos en mi casa me facilitó aquellos, varias veces, sin cobrármelos. Es más, en una ocasión oí de dicha señora censuras a su marido con motivo de publicaciones de artículos en periódicos y manifiestos con la firma de ella sin haberla estampado. Creo que la señora Borrás era víctima de su marido a la que manejaba con le parecía»[55].
El 12 de julio de 1941 se recibe, para su unión a las actuaciones, otro aval, en esta ocasión, firmado por Rafael Garralda Gómez[56]: «Que conoce, desde hace más de 20 años, doña María Borrás Filis, de profesión odontólogo, tratándose de persona de muy buenas cualidades morales y arraigadas convicciones católicas. Se encontraba en Madrid cuando la iniciación del Glorioso Alzamiento Nacional y voluntariamente se me ofreció para ir, como así lo hizo, al pueblo de Guadarrama a buscarme a mis dos hijas, que se encontraban allí y de las cuales no tenía noticias desde el mismo día 18 de julio de 1936. No hallándolas, volvió al día siguiente a Villalba, en donde se encontraban refugiadas en un vagón del ferrocarril.
Nunca se la oyó expresarse en forma ofensiva para nadie y por sus buenas cualidades merece la estimación de todos cuantos la conocen, habiendo ayudado, en la medida de sus fuerzas, a todas las personas de orden que estaban necesitadas. Dedicada por entero al ejercicio de la odontología no la veo capaz de haber tenido nunca actividades políticas»[57].
Un nuevo aval suscrito por Mercedes Casado Parrón[58] llega a la sede del juzgado militar de Almería fechado el 3 de marzo de 1942: “La que suscribe, Mercedes Casado Parrón, vecina de Berja, certifica: Que la camarada María Borrás se portó en nuestra casa muy bien, siempre teniéndonos mucho cariño y recibiendo de ella muy buenas acciones.
En tiempo rojo se puso mi madre enferma de peligro de una muela, no teniendo posibilidad para llevarla a ningún sitio se la llevó a su casa hospedándola allí. Cuando murió mi pobre padre acudió a nosotros como una madre, socorriéndonos en todo lo que hizo falta. Puedo jurar que, más de una ocasión la vi llorar, lamentándose que el marido tuviera la vida de estar en la política y tenía varios disgustos, pues siempre protestaba de su marido. Todo cuanto hiciera falta declarar estoy dispuesta a hacerlo, siendo verdad todo cuanto digo. Tengo una hermana religiosa en la Presentación de Baza, con la que siempre se portó con mucho cariño, no teniendo motivos de queja ninguno con dicha camarada y sí mucho agradecimiento”[59].
El deponente Diego López Martínez, que había sido pedido como testigo de la defensa por la procesada María Borrás, al que antes no se le había tomado declaración, es citado para comparecer en el juzgado el 2 de septiembre de 1942 y donde dice: «Que al últimos de 1936 o primeros de 1937 es cuando oyó la discusión que la encartada tenía con su marido a propósito de la publicación de un manifiesto, que al parecer había hecho el marido de la encartada. Que con anterioridad a este hecho, el declarante no había tenido noticias de que hubiese publicado ningún manifiesto que apareciese firmado por María Borrás y que algún tiempo después, sí oyó decir, que había aparecido el aludido manifiesto, aún cuando el declarante no lo leyó»[60].
Se le ofrece la designación de su defensor entre los oficiales subalternos de Almería, eligiendo el 10 de octubre de 1942 al alférez de Infantería José Fernández Abreu.
Un nuevo aval se entrega en el juzgado militar el 19 de noviembre de 1942. En esta ocasión está signado por Diego Urende Acosta, mecánico de la estación Emisora EAJ60 de Radio Almería, y Margarita García Salvador, locutora de la misma, los que a requerimiento del alférez don José Fernández Abreu, defensor de María Borrás Filis, declaraban: «Que conocemos superficialmente a doña María Borrás, de profesión odontólogo, ignorando su ideología política, así como su actuación durante la dominación marxista, pero pudiendo afirmar, de una manera categórica, que jamás, en esta emisora de Almería, pronunció la procesada charla alguna, conferencia o propaganda por el micrófono, no ya de carácter político, sino tampoco profesional o cultural»[61].
En la sentencia emitida en Almería el 15 de diciembre de 1942 fue condenada a Reclusión Perpetua, lo que sería ratificado por la autoridad militar de Granada el 20 de enero de 1943.
Ejecución de la sentencia
Detenida el 23 de noviembre de 1939, cumplió condena en la Prisión Central de Mujeres de Málaga, desde donde pasa a la situación de libertad condicional con destierro el 8 de julio de 1944, fecha en la que establece la residencia en Jaén, en la casa de sus amigos, en calle Doctor Cirera, 24. A propuesta de la Comisión Central de Examen de Penas le fue conmutada la pena principal por la de 20 años y un día el 28 de septiembre de 1945. El 10 de diciembre de 1946 ya se encuentra residiendo en Puente Caldelas (Pontevedra) con la familia de su marido, lugar desde donde solicita el indulto que le fue concedido el 28 de abril de 1947.
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[1] Francisco Touriño Fernández, nacido en 1894, mecánico dentista, natural de Pontevedra y vecino de Almería en la calle Reyes Católicos. Fue fusilado sin que tengamos constancia de su lugar y fecha.
[2] Su. 10.073/40. Dolores Martínez Román, 46 años en 1940, casada, sus labores, natural de Jamilena y vecina de Jaén en la calle Doctor Cirera, 24.
[3] Su. 10.073/40. Informe de Falange, pág. 7.
[4] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil de Puente Caldelas (Pontevedra), pág. 10.
[5] Su. 10.073/40. Informe Comisaría Investigación y Vigilancia, pág. 11.
[6] Su. 10.073/40. Informe Falange de Puente Caldelas, pág. 12.
[7] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil de La Guardia, pág. 13.
[8] Su. 10.073/40. Informe alcalde Felix, pág. 14.
[9] Su. 10.073/40. Informe Comisaría de Investigación y Vigilancia de Jaén, pág. 15.
[10] Su. 10.073/40. Informe Falange de Jaén, pág. 16.
[11] Su. 10.073/40. Informe Falange de La Guardia, pág. 17.
[12] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil, pág. 18.
[13] Su. 10.073/40. Manuel Salvador Guardia, 31 años en 1940, casado, empleado, natural y vecino de Almería en la calle Real, 21.
[14] Su. 10.073/40. Declaración de Manuel Salvador Guardia, pág. 19.
[15] Su. 10.073/40. Tomás Hernández Rochera, 41 años en 1940, casado, militar, natural de Cartagena y vecino de Almería en la Plaza Ramón y Cajal, 4.
[16] Su. 10.073/40. Declaración de Tomás Hernández Rochera, pág. 19.
[17] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil de Madrid, pág. 20.
[18] Su. 10.073/40. Cleofás Céspedes Serrano, 52 años en 1940, casado, alférez de la Guardia Civil, natural de Albox (Almería) y vecino de Baza (Granada).
[19] Su. 10.073/40. Declaración de Cleofás Céspedes Serrano, pág. 39.
[20] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil de Madrid, pág. 46.
[21] Su. 10.073/40. Declaración de Dolores Martínez Román, pág. 52.
[22] Su. 10.073/40. Carmen Vázquez del Ángel, 45 años en 1940, casada, sus labores, analfabeta, natural de Quesada (Jaén) y vecina de Jaén.
[23] Su. 10.073/40. Declaración de Carmen Vázquez del Ángel, pág. 52v.
[24] Su. 10.073/40. Manuel Enrique Liébana, 48 años en 1940, casado, campo, natural y vecino de Jaén.
[25] Su. 10.073/40. Declaración Manuel Enrique Liébana, pág. 54.
[26] Su. 10.073/40. Antonio Negrillo Serrano, 48 años en 1940, casado, escribiente, natural y vecino de Jaén en la calle Horno, 16.
[27] Su. 10.073/40. Declaración de Antonio Negrillo Serrano, pág. 55.
[28] Su. 10.073/40. Miguel Garrido Liébana, 29 años en 1940, casado, guardia municipal, natural de Jamilena y vecino de Jaén, en la calle San Lorenzo, 14.
[29] Su. 10.073/40. Declaración de Miguel Garrido Liébana, pág. 56.
[30] Su. 10.073/40. Informe de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Almería, pág. 58.
[31] Su. 10.073/40. Informe Guardia Civil Almería, pág. 59.
[32] Su. 10.073/40. Informe Ayuntamiento de Almería, pág. 60.
[33] Su. 10.073/40. Nicolás González Morales, 22 años en 1941, soltero, mecánico dentista, natural de Abla y vecino de Almería en la calle Espejo, 12.
[34] Su. 10.073/40. Declaración de Nicolás González Morales, pág. 61.
[35] Su. 10.073/40. Declaración Indagatoria, pág. 63 y 63v.
[36] Su. 10.073/40. Diego López Martínez, 53 años en 1941, casado, agente comercial, natural de Alhama de Almería y vecino de Almería, en la Avenida del Generalísimo, 77.
[37] Su. 10.073/40. José Cutillas Gil, 29 años en 1941, soltero, odontólogo, natural de Molina de Segura (Murcia) y vecino de Almería en la calle Aguilar Campoo, 1.
[38] Su. 10.073/40. Ángel Vizcaíno González, 50 años en 1941, viudo, cónsul, natural de Enix y vecino de Almería en la calle Obispo Medina Olmos, 5, principal.
[39] Su. 10.073/40. Ana Amat González, 37 años en 1941, soltera, sus labores, natural de Felix y vecina de Almería en la calle Mineros, 5.
[40] Su. 10.073/40. Declaración de Ana Amat González, pág. 61v.
[41] Su. 10.073/40. Declaración de Ángel Vizcaíno González, pág. 65.
[42] Su. 10.073/40. Declaración de Diego López Martínez, pág. 65v.
[43] Su. 10.073/40. Declaración de José Cutillas Gil, pág. 66.
[44] Su. 10.073/40. José Vicente Requena, 45 años en 1941, casado, industrial, natural y vecino de Almería en la calle Méndez Núñez, 6.
[45] Su. 10.073/40. Declaración de José Vicente Requena, pág. 66v.
[46] Su. 10.073/40. José Muñoz García, 50 años en 1941, casado, profesor de la Escuela Normal, natural de Córdoba y vecino de Almería en la calle Reyes Católicos, 20-2º.
[47] Su. 10.073/40. Declaración de José Muñoz García, pág. 73.
[48] Su. 10.073/40. Ramón González Pérez, maestro nacional y delegado de excautivos de Felix.
[49] Su. 10.073/40. Aval de Ramón González Pérez, pág. 87.
[50] Su. 10.073/40. Domingo Pérez González, casado, vecino de Felix.
[51] Su. 10.073/40. Aval de Domingo Pérez González, pág. 88.
[52] Su. 10.073/40. Dolores García Hernández, casada con Pedro Plaza Ortega, vecina de Almería en la calle Aguilar de Campoo, 1-2º dcha.
[53] Su. 10.073/40. Aval de Dolores García Hernández, pág. 85.
[54] Su. 10.073/40. Joaquín García Gómez, vecino de Almería en la calle Arapiles, 6.
[55] Su. 10.073/40. Aval de Joaquín García Gómez, pág. 86.
[56] Su. 10.073/40. Rafael Garralda Gómez, 441 años en 1941, comerciante, natural y vecino de Madrid, en la calle Barquillo, 15.
[57] Su. 10.073/40. Aval de Rafael Garralda Gómez, pág. 84.
[58] Su. 10.073/40. Mercedes Casado Parrón, vecina de Berja.
[59] Su. 10.073/40. Declaración de Mercedes Casado Parrón, pág. 95.
[60] Su. 10.073/40. Declaración de Diego López Martínez, pág. 93.
[61] Su. 10.073/40. Aval, pág. 96.
Fuentes de archivo
- Archivo Militar de Almería
- Archivo Militar de Granada
- Archivo Provincial de Almería
Publicaciones sobre el autor
Rodríguez Padilla, E.; Hdalgo Cámara, J (2012) “600 Mujeres. La represión franquista de la mujer almeriense (1939-45). Censo. Almería, Instituto de Estudios Almerienses (IEA)-Diputación Provincial de Almería.
http://www.lavozdealmeria.es/vernoticia.asp?IdNoticia=32223&IdSeccion=5
Puestos y cargos desempeñados
Publicaciones personales
Iconografía
*¿Por qué los apartados formación académica, puestos y cargos desempeñados, publicaciones personales e iconografía están incompletos?
Los investigadores de las diferentes universidades andaluzas y expertos en memoria histórica que han trabajado en la elaboración de este proyecto se han encontrado en su búsqueda de científicos represaliados, exiliados o fallecidos en la guerra civil con un enemigo en apariencia invencible: el olvido.
En ese sentido, la labor de averiguación científica que emprendieron a veces resultó frustrada. La destrucción de archivos, de obras personales y de cualquier rastro documental de muchas de las personas mencionadas en Generaciones de Plata fue por desgracia habitual. Unas veces la desintegración fue causada por la catástrofe de la contienda y muchas otras por un intento deliberado de aniquilación no sólo física sino también intelectual. Ésta es la razón principal de que esta reseña está incompleta.
Si dispones de información para completar estos apartados, te invitamos a colaborar con nosotros https://generacionesdeplata.fundaciondescubre.es/colabora/