Enrique Lara Carrillo Albornoz
Responsable de voz: Luis Miguel Sánchez Tostado
Autor: Luis Miguel Sánchez Tostado
Datos personales y vicisitudes
Nació en La Guardia (Jaén) en 1886. Cursó los estudios de Ingeniero Agrónomo y se graduó en la Escuela Especial del Ramo en 1913. Desde joven se afilió a la UGT y posteriormente militó en Izquierda Republicana. Persona de gran prestigio en su campo, ostentó los cargos de Ingeniero Jefe de las provincias de Almería y Madrid. Durante la guerra fue nombrado Jefe de los Servicios Generales Agronómicos del Ministerio de Agricultura, adquiriendo su nombre gran relevancia.
Formación académica
Estudios de Ingeniero Agrónomo
Puestos y cargos desempeñados
Ingeniero jefe de las provincias de Almería y Madrid
Jefe de los Servicios Generales Agronómicos del Ministerio de Agricultura
Actuación política
Poco antes de concluir la guerra, el 2 de febrero de 1939, se embarcó con destino a Francia desde el puerto de Barcelona. A Enrique Lara le acompañaba su esposa, Maria del Carmen Serrano y su sobrina Victoria Señas. Posteriormente, a bordo del buque Sinaia, que transportaba a 1.620 españoles, viajó a México desembarcando en Veracruz el 13 de junio de 1939. La JARE los alojó en una habitación de la casa nº 156 de la calle República del Salvador de la ciudad de México.
Sólo nueve fueron los ingenieros agrónomos españoles que se exiliaron a México al final de la guerra civil española[1]. El escaso número de estos profesionales comparados con otros procedentes de ámbito del derecho o la medicina, por ejemplo, lo justificaba el hecho de que en España la carrera de Agronomía, la hacían fundamentalmente los hijos de los terratenientes y, por consiguiente, de formación derechista. Por tanto, la figura del ingeniero agrónomo español fue muy escasa en México.
Enrique Lara y Carrillo Albornoz colaboró con el Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles (CTARE) y pronto sería destinado como ingeniero agrónomo a la Colonia de Santa Clara en Chihuahua, una finca adquirida por la JARE para emplear a españoles exiliados. De aquel destino renunció el 15 de septiembre de dicho año por discrepancias en la explotación agrónoma de la finca, lo que le motivó la pérdida del subsidio que percibía de la JARE. Desde septiembre de 1939 hasta mayo de 1940 Enrique Lara atravesó sus peores momentos. A finales de 1939 sufrió una larga enfermedad que le impidió trabajar. Parado, con 53 años y sin subsidio alguno, se vio en una situación realmente desesperada rozando la mendicidad. El propietario de la habitación que ocupaban amenazó con echarlos porque debían varios meses de alquiler. Otro tanto ocurrió con las tiendas de comestibles donde tenían varias cuentas pendientes por carecer de medios para hacer frente a deudas por adquisición de vituallas.
Así explicaba Enrique Lara su situación a Indalecio Prieto en una carta personal:
«México, 11 de marzo de 1940
Sr. D. Indalecio Prieto
Muy Sr. mío:
Por ser ingeniero agrónomo el SERE me destinó a la Colonia de Santa Clara del estado de Chihuahua, en donde presté mis servicios durante dos meses, pero mis discrepancias con las técnicas y organización impuestas por la dirección administrativa y el exponer que consideraba ruinosa la explotación agrícola de dicha colonia, motivaron mi separación del Comité de Ayuda a los Refugiados Españoles, y por esto la denegación de todo auxilio y protección. Desde entonces me dediqué por todos los medios a buscar trabajo. No pude lograrlo y, por esta razón me dirijo a usted, rogándole me ayude para encontrarlo y salir de esta situación desesperada.
Estoy convaleciente de una larga enfermedad y espero estar bien dentro de diez o doce días.
Su afectísimo s s q b s m.»[2]
La JARE le concedió un auxilio urgente de 100 pesos. A finales de 1940 fue contratado para la empresa Hisme (gabinete hispano-mexicano de estudios industriales), al tiempo que colaboraba con el CTARE, controlando los subsidios de algunos ranchos que la JARE tenía en arriendo para su explotación agrícola, con mano de obra de españoles exiliados. Entre ellos citar los ranchos Tecoac, en Cuautitlan o El Cuervo, en Tlanepantla.
Posteriormente, se dedicó a la industria hotelera. Pero Lara Carrillo no moriría en el exilio. Agotado por la penosa situación que llevaba en México y apremiado por la permanente y dolorosa nostalgia de su tierra y de su gente decidió regresar a España en 1957, a la edad de 71 años. Pese a haber militado en un partido de izquierdas durante la segunda república y ocupar puestos de responsabilidad durante la guerra, no fue represaliado, seguramente debido a su avanzada edad y porque la etapa más rigurosa del primer franquismo ya había expirado. La reputación que poseía entre sus compañeros sin duda le valió su reingreso en el Cuerpo de Ingenieros Agrónomos. Incluso al poco tiempo pasó a formar parte del Consejo Superior Agronómico.
Murió en Madrid el 28 de diciembre de 1959. Tenía 73 años.
Causas de la represión y/o exilio
Publicaciones personales
Fuentes de archivo
Publicaciones sobre el autor
Iconografía
[1] Los nueve ingenieros agrónomos exiliados en México fueron Adolfo Vázquez Humasqué, José Andrés de Oteyza y Baringa, José Andrés de Oteyza y de la Loma, José María Dorronsoro y Dorronsoro, Nicolás García Dalmau, Simón Paniagua, Enrique Lara y Carrillo de Albornoz, Manuel Pedrero y José Luis de la Loma y Oteyza.
[2] AMAEC, Fondos de la Jare, M-108, expediente de Enrique de Lara Carrillo.
*¿Por qué los apartados causas de represión y/o exilio, publicaciones personales, fuentes de archivo, publicaciones sobre el autor e iconografía están incompletos?
Los investigadores de las diferentes universidades andaluzas y expertos en memoria histórica que han trabajado en la elaboración de este proyecto se han encontrado en su búsqueda de científicos represaliados, exiliados o fallecidos en la guerra civil con un enemigo en apariencia invencible: el olvido.
En ese sentido, la labor de averiguación científica que emprendieron a veces resultó frustrada. La destrucción de archivos, de obras personales y de cualquier rastro documental de muchas de las personas mencionadas en Generaciones de Plata fue por desgracia habitual. Unas veces la desintegración fue causada por la catástrofe de la contienda y muchas otras por un intento deliberado de aniquilación no sólo física sino también intelectual. Ésta es la razón principal de que esta reseña está incompleta.
Si dispones de información para completar estos apartados, te invitamos a colaborar con nosotros https://generacionesdeplata.fundaciondescubre.es/colabora/