Nacido en 1905 en La Carolina (Jaén), se licencia en Farmacia. Posteriormente, se doctorara en Química por la Universidad de Sevilla y entra como meritorio, para trabajar y ampliar estudios, en los Laboratorios Renyo, de cuya sección de Análisis Clínicos se encarga durante el año 1927.

En 1930, se instala como farmacéutico en Cazalla de la Sierra (Sevilla), donde pronto se convierte en uno de los hombres fuertes del Partido Republicano Radical de esta localidad. En 1932 es elegido, previo concurso de méritos, para ocupar una de las dos plazas de Inspector Municipal de Sanidad.

En junio de 1932, en la asamblea de la agrupación local del Partido Republicano Radical es elegido presidente del mismo, cargo en el que Viciana permanece hasta que dicha agrupación se disuelve para dar lugar al nacimiento de Unión Republicana. En la nueva formación política vuelve a ocupar distintos puestos de responsabilidad.

El 5 de agosto de 1936, unos días más tarde de producirse el golpe militar del 18 de julio, Gabriel Viciana sale del pueblo conduciendo una ambulancia que transporta a dos heridos graves hasta el hospital de Badajoz. De allí él continua su viaje hasta Madrid para informar y alertar a las autoridades republicanas de la situación en Cazalla de la Sierra. En Madrid, se incorpora al aparato sanitario de las milicias republicanas y, en primavera de 1937, se traslada a Monzón (Huesca). Para entonces su militancia política ha girado hacia el Partido Comunista Español. Un año más tarde pasa a ocupar el puesto de Jefe de Farmacia de la 70 Brigada Mixta del Ejército Republicano.

En febrero de 1939, cruza la frontera francesa. Un año más tarde la jefatura local de Falange Española de Cazalla envía al juez instructor provincial de Responsabilidades Políticas un informe-oficio sobre Gabriel Viciana Flores. Se puede leer: “… Según las averiguaciones practicadas por esta jefatura con la discreción y reservas consiguientes, se encuentran este Viciana, su mujer y su suegro en Méjico, Viciana en una farmacia y su mujer bordando”.

En 1963, tras cerciorarse de que la causa abierta por el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo ha sido ya archivada, Viciana Flores regresa a España fijando su residencia en de Sevilla, donde fallece en 1980.