Responsable de la voz: Mikel Astrain

Autora: Rosa María Moreno

También han colaborado: Pilar Ruiz-Maya Chinchilla, Luis Ruiz-Maya Pérez, Manuel Ruiz-Maya Jiménez,  José Ruiz-Maya Jiménez, Emilio Caballero Ruiz-Maya, M. Luisa Pérez Pineda.

Nació el 15 de abril de 1888 en Espiel, municipio situado en la comarca del Valle del Guadiato, Córdoba. Es una zona minera de cobre, plomo, plata y hierro donde, a lo largo de los siglos XIX y XX, se desarrolló una persistente actividad sociopolítica ligada a las condiciones del trabajo. Allí, en 1874, se fundó uno de los movimientos internacionalistas pioneros en la provincia, compuesto por campesinos y mineros, afiliado al Consejo Estatal de la Región española de la A.I.T. En 1918, tras el cese total de las explotaciones mineras en la comarca, en Espiel se organizó la sociedad el Despertar Obrero de agricultores y Oficios Varios, campo de movilización de socialistas y anarquistas para la actuación política nacional.

Para ese año, Manuel Ruiz Maya ya había elaborado su propio ideario político. Constituyó y dirigió en Córdoba, el año 1929, la unidad provincial del Partido republicano radical socialista y, desde 1931, fue uno de los siete miembros de su Comité Ejecutivo Nacional, hasta su transformación en Alianza republicana. Pese a ello, el único programa social que realizó en la administración fue el de Director general de prisiones y durante unos meses, de mayo a septiembre de 1933, ya en los momentos finales del bienio reformista.

Durante su mandato se organizó la Sección de Sanidad e Higiene en la Dirección General de Prisiones, con la que se ejecutaba el Reglamento aprobado en febrero. También se creó el Hospital y Asilo penitenciario para el tratamiento de los enfermos crónicos o contagiosos, los mayores de 70 años e inútiles, en el inutilizado Reformatorio de Mujeres de Segovia y se instituyó el Hospital Psiquiátrico Judicial de Alcalá de Henares.

Tras su cese, fue nombrado miembro de la comisión para la reforma del Reglamento de Prisiones, con la que encarar las cuestiones derivadas de la ley de vagos y maleantes, de 4 de agosto de 1933.

Su labor en la Dirección de prisiones resume gran parte de su obra médica, asistencial e investigadora. Formado en la Facultad de Medicina de Granada (años 1903-1910) y doctor por la Universidad central en 1913, mostró una clara confianza en el valor de la ciencia para el progreso y la modernización del país. La actuación y la divulgación de las virtudes transformadoras de la medicina fueron el campo en el que alojó su actividad política: la higiene, la asistencia, médica y psiquiátrica, la divulgación popular y especializada, así como la realización de manuales de alcance social.

Impulsó la creación de varias asociaciones médicas y fue miembro de las que pensadas para la reforma del país se iban constituyendo. Médico de la beneficencia provincial, destaca su labor como introductor de las reformas con relevancia social. Como director del Servicio de Puericultura, redactó el reglamento de su funcionamiento. Como jefe clínico del Servicio de alienados denunció la consideración social de los enfermos psíquicos y trabajó en el diseño físico e institucional del Hospital Psiquiátrico de Córdoba para incluir los principios curativos y preventivos de la enfermedad mental.

Tras su ejercicio en la Dirección de prisiones, proyectó la nueva prisión de Córdoba. Desde 1927 padecía una enfermedad cardíaca invalidante y, a partir de 1934, se dedicó solo a la clínica, visitando como médico de beneficencia a los enfermos del barrio de San Lázaro y en la dirección del Hospital psiquiátrico de Córdoba.

En la madrugada del 16 de agosto de 1936, fue asesinado en la Cuesta de los Visos, aunque se le había garantizado la vida si ofrecía una retractación pública de su trayectoria. La ciudad de Córdoba había caído en poder de los sublevados el mismo día del golpe de estado militar, por el levantamiento del comandante militar y Espiel lo haría poco después, en los primeros días de octubre.